Dear David,
Ha pasado mucho tiempo –debía de ser 1988–, pero aún recuerdo con nitidez la respuesta displicente del camarero de aquel bareto de la calle Muntaner: “están muy acidas, no es tiempo para zumos de naranja”. Tras un instante de indecisión, le dije que no importaba y que iba a tomar el zumo igualmente. Yo no bebo café y necesitaba algo que me diera ánimos y energía, pero, sobre todo, necesitaba urgentemente algo que humidificara mi boca desertificada por la emoción.
Y es que, a pesar de mi mala memoria, de esa mañana recuerdo casi todo, porque esa no era una mañana cualquiera: ¡¡estaba a punto de tener una entrevista de trabajo en el estudio MBM!! Para mí, joven arquitecto recién llegado de Génova en busca de experiencia y futuro, era como tener una cita con los Dioses del Olimpo. Nunca podré dejar de estar agradecido a Se Duch y a su amiga Monica Vila por esa oportunidad que me brindaron…
Apurado el zumo que con el tiempo se ha convertido en el más dulce que haya probado jamás, enfilé la calle Arimon hacia el estudio de la calle Camp.
Allí estabas tú, amable, sereno y sonriente –come siempre has estado conmigo a lo largo de los años–, dispuesto a escuchar mi historia sin incomodarte ni apresurarme. No se que viste en mí que te pareció digno de confianza, pero lo que sí se es que aceptándome a prueba cambiaste el rumbo de mi vida, abriendo las puertas a la etapa más feliz y rica de mi existencia.
No es posible, ni sería justo, resumir en pocas líneas todo lo que aprendí y disfruté en mi tiempo en la calle Camp. Y en esta ocasión no voy ni siquiera a intentarlo. Lo único que quiero hoy es darte las gracias por todo lo que me has enseñado profesionalmente y humanamente. Por tu amistad y simpatía. Porqué siempre has sido un puerto seguro a donde dirigirse en caso de tormenta y un ejemplo de inquietud intelectual y compromiso civil al cual admirar. Os debo a ti y a Oriol, junto a Josep y a todos los compañeros con los cuales compartí tableros y verbenas, si en ese tiempo mi vida ha sido plena. Todavía hoy el recuerdo de esa experiencia sigue dando sentido a mi viaje por este mundo. Lo que escribo quizás pueda sonar a exageración dictada por las circunstancias y las ganas de complacer, pero es lo que siento sin ninguna floritura.
Así que, si al hacer un balance de tu vida, de tus grandes éxitos y de tus pequeños fracasos, necesitaras añadir alguna migaja al plato positivo de la libra, por favor no te olvides de contabilizar lo mucho que ha significado para ese joven arquitectucho italiano que confiaras en él una y otra vez, otorgandole el honor y la alegría de entrar y permanecer en la familia MBM.
Feliz cumpleaños David. Y muchas gracias de corazón. I mean it!
Duccio Malagamba
Brescia,
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada